«Es mi creencia personal que tomé todas las medidas posibles para abordar esta crisis», aseguró el expresidente en la carta enviada desde Singapur el pasado jueves, leída hoy en el Parlamento esrilanques.
Gobataya Rajapaksa abandonó Sri Lanka el pasado miércoles a bordo de un avión militar que lo llevó al archipiélago de Maldivas, desde donde abordó el jueves un avión con destino a Singapur, en compañía de su esposa y dos guardaespaldas.
El exmandatario renunció a su cargo presionado por una revuelta civil que hace una semana asaltó el palacio presidencia obligándole a huir y resguardarse por varios días en un lugar todavía desconocido.
Tras el asalto al palacio, el mandatario ofreció su renuncia cumpliendo así el pedido de decenas de miles de personas que han estado en las calles por meses protestando por la crisis económica de la nación.
«Tres meses después de asumir el cargo como presidente, Sri Lanka tuvo que enfrentar la pandemia mortal de la covid-19 que afectó a todo el mundo», justificó el expresidente como una de las principales razones que le impidió trabajar por la recuperación económica de un país.
«A pesar de que Sri Lanka, incluso entonces, ya atravesaba una crisis económica, me alegra haber podido salvar a la gente de la pandemia», indicó.
El exmandatario recordó que «el país tuvo que cerrarse de manera intermitente en 2020 y 2021. Esto agravó la crisis económica que estuvo en curso durante años, lo que también resultó en una disminución de las divisas”, dijo Rajapaksa, y agregó.
A pesar de todo, el expresidente, que no ha dado declaraciones pública y sus planes se desconocen, dijo: “Seguiré sirviendo en el futuro a mi patria, en la que nací, con lo mejor de mis fuerzas como lo hice antes”.
Gotabaya Rajapaksa, hermano del expresidente Mahinda Rajapaksa (2005-2015), presentó su candidatura a las presidenciales poco después de los atentados islamistas del 21 de abril de 2019 contra tres hoteles de lujo y tres iglesias, en los que murieron más de 250 personas y más de 400 resultaron heridas.
La promesa de seguridad procedía de un militar retirado caracterizado de héroe por parte de la población por poner fin a la guerra civil de casi tres décadas con los Tigres Tamiles pero acusado también de delitos contra los derechos humanos.
La economía de Sri Lanka, que ya cargaba un gran endeudamiento, comenzó a deteriorarse rápidamente con la crisis global derivada de la guerra en Ucrania, lo que disparó la inflación y los precios del combustible mientras las reservas de divisas comenzaban a caer a mínimos históricos.
Pero incluso antes de eso, los atentados de Pascua y las medidas para contener la pandemia del coronavirus habían puesto el freno a la potente industria del turismo, que da gran parte de los ingresos en divisas a la paradisíaca isla del sur asiático.