IICA reconoce a panameño por su apoyo a comunidades campesinas e indígenas

Quintero, nacido en la comarca indígena Ngäbe-Buglé (noroeste de Panamá), es promotor de una cooperativa bananera que actualmente exporta a diferentes países y ha mejorado la vida de su comunidad.

El panameño comenzó a trabajar en el cultivo del banano y posteriormente se convirtió en un líder sindical. En 1991 fue uno de los fundadores de la Cooperativa de Servicios Múltiples Bananera del Atlántico (Coobana), que hoy tiene 220 socios y más de 600 trabajadores.

“A lo largo de mi camino, muchas veces he visto a comunidades rurales que viven en círculos viciosos, en los que se repiten las frustraciones. Pero la realidad no tiene por qué ser esa: hay mucha gente que se esfuerza para producir más con pocos recursos. He aprendido que el deseo de aprender es el mayor poder que puede tener una persona”, explicó Quintero.

Coobana trabaja sobre 560 hectáreas propias en el distrito de Chinguinola, en la provincia de Bocas del Toro (este), donde hace una importante tarea social que incluye desde ayuda para mejoras en las viviendas de los campesinos hasta otorgamiento de becas para estudios básicos y superiores.

Desde al año 2010 vende bananos con Certificación de Comercio Justo de manera independiente. Los beneficios que incluye la garantía de una retribución adecuada ha permitido a muchos trabajadores mejorar su calidad de vida y dar a sus hijos educación básica y superior a través de becas.

La cooperativa, que vende su fruta a naciones como Suiza, Países Bajos, Reino Unido, Italia y Nueva Zelanda, ganó en 2017 el premio al Exportador del Año, que otorga el Ministerio de Comercio e Industria de Panamá. La cooperativa está exportando a razón de un millón de cajas de 18 kilos cada una al año. Además, vende a supermercados en Panamá.

Últimamente, Coobana está trabajando para mantener lejos de sus cultivos a la cepa raza 4 tropical (R4T) del hongo fusarium, una enfermedad originada en el sureste asiático que marchita el cultivo de banano, se ha diseminado por plantaciones del mundo y también se detectó en un par de países de América Latina.

Por lo tanto, la cooperativa hace un estricto control del ingreso a la plantación y a todos los visitantes se les desinfecta tanto el calzado como sus vehículos.

“Como agricultores debemos estar dispuestos a aprender”, expuso Chito, quien habitualmente comparte tiempo con gente joven para transmitirles sus experiencias de toda una vida dedicada al trabajo en la tierra.

El premio “Alma de la Ruralidad”, que es parte de una iniciativa del organismo especializado en desarrollo agropecuario y rural para reconocer a las personas que dejan huella y hacen la diferencia en el campo del continente americano, clave para la seguridad alimentaria y nutricional y la sostenibilidad ambiental del planeta.

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