Félix de Azara mató al individuo que describió de un fusilazo en las Salinas, fue el único que vio entre julio de 1784 y agosto de 1787; todas las personas a las que consultó sobre esta ave le dijeron que ignoraban hasta su nombre, aunque una le aseguró que vivía en las islas de bosques, que no era muy rara, y que era una especie de Surucua. Sin embargo, nada pudo indagar sobre sus costumbres y, por todo eso, le asignó el nombre de Lomillo, por la abundancia de plumas esponjosas y suaves que le nacen del lomo. En sus Apuntamientos agregó:
“Hallándome por octubre en un pueblo de San Ignacio, de quien es cura mi amigo Noceda, matamos algunas parejas de esta especie, que dicho amigo jamás había visto”. Esto pudo haber sucedido durante su segundo viaje a las Misiones, el cual se desarrolló cuando ya había concluido la redacción del manuscrito que nos ocupa, por cuyo motivo no está relatado en él. Fue en esa ocasión que conoció al padre Noseda, pero no fue en octubre, pues Azara llegó a San Ignacio el 22 de noviembre de 1787, y permaneció ahí hasta el 27 (como consta en los Viajes inéditos, un manuscrito posterior de Azara publicado por el general Bartolomé Mitre en 1873) “cazando con mi amigo el cura don Pedro Blas Noseda”.
Ni Bertoni (Vocabulario) ni Gatti (Enciclopedia) hacen referencia alguna al nombre común de esta ave.
Nomenclatura. Sonnini no la consideró una especie diferente, sino una variedad del Coucou (Coccyzus melacoryphus) de Azara o del Cendrillard (Coccyzus erythropthalmus) de Buffon pues, agregó, los tintes del plumaje de esas dos especies, y particularmente del del Cendrillard, pueden variar.
Vieillot, no obstante, determinó que era una especie nueva para la ciencia y la clasificó con el nombre de Coulicou cendré o Coccyzus cinereus (1817, Nouv. Dict. Hist. Nat., 8, p. 272), a partir de dicho Cuclillo ceniciento de Azara. Vieillot aclaró que, si bien el plumaje de esta especie tiene cierta semejanza con el del Cendrillard, esta no es suficiente como para considerarla de la misma especie como lo hace Sonnini.
El epíteto que identifica a esta ave corresponde a la palabra latina cinereus/ceniciento, en atención al siguiente carácter mencionado por Azara: “Todo sobre el pájaro y costados de la cabeza son cenicientos pardos”.
Costumbres
Sobre estas Azara se limitó a consignar en sus Apuntamientos lo que sigue:
“las costumbres son las del anterior [Coucou (Coccyzus melacoryphus)]; y aún la voz es muy parecida, aunque más alta y clara, y se oye rara vez”.
Nido
Nada supo Azara sobre el nido de este Tuja kue (se debe advertir que esta especie comparte el nombre con otras dos de su familia: el C. erythropthalmus y el C. euleri).
Caracteres
Los siguientes caracteres de esta ave aparecen en el manuscrito de Azara pero no en sus Apuntamientos:
Ala: sus plumas son arqueadas. La mayor parte de las plumas del ala tiene la puntita de la barba menos blanca, lo mismo sucede a las de la hijuela y cobijas mayores del ala, menos a la del trozo exterior, las demás cobijas hasta el encuentro tienen un pedacito blanco en las puntas. Lo que no he dicho ser blanco en las alas es castaño oscuro;
Cola: tienen fajas alternas blancas y negras de igual anchura, en la tercera y cuarta solo hay esta alternancia en la barba interior, la otra barba es negra, lo mismo que la pluma central, la cual solo tiene unos piquitos muy pequeños en la punta la barba interior. Plegada la cola es igualmente ancha;
Pico: negro, muy fuerte, lustroso, mucho más alto que ancho, recto, menos la mitad superior que, a línea y media de la punta, es corvo, bastante, y largo desde su entrada en la cabeza, que es bastante profunda, once líneas. Las ventanas de las narices empiezan muy cerca de la plumita de la base, son largas más de línea y media, y su anchura es media línea, su situación es en la mitad del grueso de la pieza superior. La inferior solo ajusta a la superior hasta debajo de las narices, y en la punta es casi de igual fuerza o grueso que la superior, y debajo de donde no ajusta tiene una pequeña jorobita, poco sensible, que se pierde curvamente en la punta. Bajo de lo corvo tiene la pieza superior un rebajito o diente, al que excede un poco la pieza inferior en longitud. Las bordas o labios son cortadores y oscuros por dentro en ambas piezas, la inferior es acanalada por dos planos, la superior lo mismo con un cordoncillo en el medio, más notable hacia la punta, y todo de un blanco azulado. Ambas piezas son agudas. La lengua delgada, blanquizca, aguda, y que termina en horqueta;
Ojo: es bellísimo, negro, con el iris color de carmín encendido, está rodeado de párpado negro, con pestañas de plumas negras muy cortitas;
Uñas: todas son agudas pero corvas, mucho más altas que gruesas, y bastante débiles;
Tarso: desnudo, lustroso, y aplomado como los dedos y uñas; y,
Pierna: vestida de gris claro, pero en la intermediación del tarso por fuera forman las plumas un jaspeado de gris y negro, tiradas las piernas exceden los dedos a la cola.
Mencionó, además, que:
“Tiene esta ave la extrañeza que de los lomos le nacen abundancia extraordinaria de plumas largas de barba suelta, y de una suavidad sobre toda expresión, las cuales abultan mucho y hacen oficio de cobijas superiores de la cola, cubriéndola un poquito, y partiéndose por los costados y por detrás abultando mucho, levantándolas un poco se ve que son casi todas blancas, con las puntas negras, pero sentadas las plumas no parece lo blanco; la pluma de la cabeza es bastante larga”.