La renuncia fue anunciada tras una reunión de la plana mayor del PiS (partido del gobierno) en Varsovia, que fue convocada por su líder, Jaroslaw Kaczynski.
En los días previos a esta reunión, Kaczynski adelantó que habría “consecuencias graves” tras la aplicación de una importante reforma fiscal que está resultando problemática, según el líder conservador, por “falta de voluntad y tal vez también de capacidades”.
La nueva fiscalidad fue anunciada por el gobierno en octubre de 2021 como el comienzo de una “nueva era” con medidas que beneficiarían a la mayoría de los ciudadanos y que, en palabras del primer ministro, Mateusz Morawiecki, significaría un “reinicio” del sistema fiscal que impedirá que “los ricos” se hiciesen “más ricos”.
Sin embargo, la dificultad técnica del texto, que cuenta con 132 páginas en su versión simplificada y más de 1.000 en su versión íntegra, ha provocado numerosos problemas en el primer mes de su implementación, y mientras que miles de funcionarios han recibido por error un sueldo mucho menor al que les correspondía, otros colectivos, como los diputados, han visto reducidos los impuestos aplicados a su salario.
Entre las medidas que incluye la reforma está la exención fiscal para quien perciba menos de 6.500 euros anuales, una cantidad diez veces mayor a la establecida anteriormente, y la aplicación de la máxima imposición (un 32 % de impuestos) a quienes ingresen más de 26.200 euros al año.
Según aseguró el jefe del Ejecutivo, el 80 % de las familias polacas se verá beneficiada por la reforma fiscal.
La polémica ha salpicado al propio primer ministro, considerado como el arquitecto de la reforma y con una amplia trayectoria en la banca privada, pero Morawiecki achacó las irregularidades a la falta de coordinación y a que “mucha gente no ha rellenado los formularios”.
Hasta que se produzca un nuevo nombramiento, será el propio Morawiecki quien se hará cargo de la cartera de Finanzas.