La petición se produce en un momento de constante aumento de número de incidentes en vuelos como resultado de viajeros que no quieren seguir las medidas de seguridad, en la mayoría de los casos normas impuestas por la pandemia del coronavirus.
Según el Washington Post, el director ejecutivo de Delta, Edward Bastian, envió el pasado jueves una carta al fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, en la que explicó que esta lista reduciría el número de futuros incidentes provocados por pasajeros rebeldes.
La misiva también subrayó que la medida serviría “como un símbolo potente de las consecuencias de no cumplir con las instrucciones de la tripulación”.
Anteriormente, Delta ya había llamado a todo el sector de aviación a hacer un esfuerzo conjunto para evitar que pasajeros que ya habían provocado incidentes en un vuelo de una aerolínea concreta pudieran subirse en los aviones de otras compañías.
Además, Delta ha entregado el nombre de más de 900 personas a la Administración de Seguridad del Transporte para iniciar acciones legales, según la carta de Bastian.
“Aunque los casos representan una pequeña parte del total de los vuelos, el porcentaje de incidentes con pasajeros rebeldes en Delta ha incrementado casi un 100 % desde 2019”, subrayó el director ejecutivo de la aerolínea con base en Atlanta (Georgia).
El año pasado, la Administración Federal de Aviación (FAA, sus siglas en inglés) de EEUU informó de 5.981 incidentes provocados por el comportamiento de pasajeros que se negaban a seguir las normas se seguridad, de las cuales cerca de 4.300 estaban relacionados con el uso de las mascarillas en los aviones.
Del total, casi 1.100 desembocaron en investigaciones de los incidentes, seis veces más que en 2020 y siete veces más que en 2019.
Durante 2022, ya se ha informado de 323 incidentes con pasajeros rebeldes, de los cuales 205 estaban relacionadas con el uso de mascarillas.
El mes pasado, un avión de American Airlines que viajaba de Miami a Londres tuvo que dar la vuelta tras una hora de vuelo y aterrizar en territorio estadounidense después de que un pasajero se negara a usar la mascarilla, mientras que el pasado diciembre otra viajera de un vuelo de Delta supuestamente propinó un puñetazo y escupió a un hombre por una discusión sobre una mascarilla.
El pasado mes de noviembre, el fiscal general de EE.UU. ya dio ordenes a los fiscales federales de que dieran prioridad a las investigaciones de los crímenes que se cometían en aviones.
“Los pasajeros que atacan, intimidan o amenazan con violencia a la tripulación de los vuelos no sólo causan daños a esos empleados, sino que les impiden llevar a cabo sus obligaciones fundamentales para ayudar a que el vuelo sea seguro”, apuntó.