En interiores el uso de protección facial es especialmente estricto en los supermercados y medios de transporte público, donde se requiere el uso de mascarillas de alta protección (FFP2 o KN95) o de dos quirúrgicas.

Pese a la gran presión que sigue recibiendo el sistema nacional de salud, el lunes pasado se relajaron algunas medidas que se habían impuesto a finales de año por la entonces descontrolada propagación de la variante ómicron: la restauración ya no está obligada a cerrar sus puertas a medianoche y la música está de nuevo permitida en bares y discotecas.

Sin embargo, sigue vigente la prohibición de que haya clientes de pie y para entrar tanto en el interior de los locales de restauración como también en cines, teatros, museos, estadios y gimnasios es obligatorio tener un certificado de vacunación o de haber pasado la enfermedad.

Desde mediados de enero la vacuna es obligatoria para los mayores de 60 años, una decisión que el Gobierno de Kyriakos Mitsotakis tomó para intentar reducir los ingresos hospitalarios y las muertes. La inoculación ya era obligatoria desde septiembre pasado en el sector sanitario.

La vacunación avanza despacio en Grecia, con el 68 % de la población con la pauta completa y solo un 45,7 % con la tercera dosis de refuerzo.