El portavoz de la Secretaría General, Stephan Dujarric, informó de la renuncia en su rueda de prensa diaria y dijo que Kubis continúa en su puesto porque «no ha dado un portazo», y de hecho mañana dará un informe al Consejo de Seguridad sobre su mandato, que comenzó el pasado mes de enero.
Sin embargo, y aunque dijo que «no dejará la misión colgada», no confirmó que vaya a seguir hasta la celebración de los comicios.
«No hubo desacuerdos con el secretario general», dijo Dujarric, pero admitió en dos ocasiones que su renuncia «no es una sorpresa total».
«Nuestra gente en Libia continúa trabajando con las autoridades del país en la preparación de las elecciones, pues es importante mostrar nuestro apoyo al pueblo libio y poner a su disposición nuestras capacidades técnicas» para celebrar esos comicios, dijo Dujarric.
Pese a las palabras del portavoz, es un rumor extendido que las elecciones podrían posponerse por la situación de inseguridad en el país y las discrepancias entre las principales personalidades.
Hay una viva disputa por los requisitos de los candidatos y la ley electoral, aprobada por el Parlamento de Tobrouk -que tutela el general Jalifa Hafter- y rechazada por el Senado, que lidera Jalid al Mashri en Trípoli.
Este último insiste en que los comicios serán ilegítimos si no tienen lugar bajo un marco legal consensuado y llama al boicot tanto a los candidatos como a los ciudadanos, que deben igualmente registrarse y lograr una tarjeta electoral para poder ejercer su derecho.
Uno de los puntos más polémicos es la obligación de haber dejado cualquier cargo público tres meses antes de la consulta, algo que en el caso de Hafter hizo en septiembre al ceder el mando del Ejército, pero que no hizo Al Debaibah, quien es primer ministro interino.
Junto a las presidenciales, las primeras desde la independencia de Italia en 1951, están convocadas las legislativas en la misma fecha, para las que ya hay más de 1.300 candidaturas.