Estos 12 satélites, de unos 750 kilogramos cada uno e idénticos a los que ya están en órbita, completarán un enjambre de más de 30 satélites que ofrecerán nuevas ventajas para los usuarios, explica a Efe Francisco Javier Benedicto, nombrado nuevo director de programas de navegación por satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Entre ellas, una mayor precisión en el posicionamiento a la hora de usar aplicaciones como Google Maps o una mayor rapidez en la sincronización del dispositivo con el sistema de satélites: “cuantos más satélites capte tu receptor, más pronto sintoniza con ellos, más precisa es la posición y más disponible es el servicio en entornos difíciles de recepción, como en zonas urbanas”.
Galileo, el sistema global de navegación por satélite europeo, lanzó sus primeros vehículos experimentales en 2005 y 2008, y en la década siguiente fue poco a poco creando una constelación de satélites colocados en una órbita a 23.000 kilómetros de la Tierra.
El sistema comenzó a proporcionar servicios iniciales en diciembre de 2016 y en la actualidad son 22 satélites los que emiten señales de navegación, detalla el ingeniero español, quien sustituirá a Paul Verhoef en el cargo, al que se incorporará el próximo 16 de febrero.
Hay otros cuatro en órbita, uno averiado que no se usa y tres que podrían servir de repuesto; dos de estos se quedaron en una órbita diferente a los de la constelación nominal por un fallo en la propulsión del cohete, cuando fueron lanzados en 2014, recuerda Benedicto.
UN ENJAMBRE CON UN MÍNIMO DE 24 EN FUNCIONAMIENTO
“Estamos prácticamente acabando con la producción de los 12 satélites adicionales, idénticos a los que ya están en órbita. Seis de ellos están en el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial de la ESA (ESTEC), en la ciudad neerlandesa de Noordwijk, finalizando los últimos ensayos antes de ser llevados a la base de lanzamiento”, señala Benedicto.
Ahora hay dos en el puerto espacial de Kurú, Guayana Francesa, que despegarán el 1 de diciembre de madrugada hora española.
El objetivo es tener una constelación con más de 30 satélites en órbita en 2024, de los cuales, como mínimo, 24 operacionales, que ofrezcan más ventajas en servicios de geolocalización.
Pero también para el transporte -aéreo, ferroviario y marítimo-, para mejorar la búsqueda y el salvamento, para aplicaciones espaciales, ingeniería civil, agricultura o sismología.
Galileo, afirma Benedicto, está a nivel mundial: el 99 % de los dispositivos inteligentes actuales vienen equipados con este sistema que convive con otros. Europa y Estados Unidos firmaron un acuerdo de interoperabilidad en 2004, por lo que en todo el mundo los receptores funcionan con Galileo y con el estadounidense GPS.
Si bien en Estados Unidos estos son los dos únicos sistemas autorizados, en otras regiones se usa además el ruso Glonass y el chino Beidou.
Al principio, admite el ingeniero español, Estados Unidos vio a Galileo como competidor. Y es que si bien su uso es en su mayoría civil también da prestaciones para seguridad y defensa.
Al contrario que GPS, que nació prácticamente para uso militar, Galileo ha sido concebido como un programa para uso civil ofreciendo, además, un servicio de uso exclusivo gubernamental. Ahora, más que competidor, Galileo es “un cooperador”, que además es “más preciso que el GPS debido a su tecnología más avanzada”.
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La vida útil de los satélites actualmente es de 12/15 años y la tecnología, además, evoluciona, de ahí la necesidad de diseñar y desarrollar nuevos, más flexibles y con prestaciones más elevadas.
“A fin de atender la evolución de las necesidades de los usuarios, la ESA está a cargo de las tareas de modernización del sistema Galileo. Los satélites de segunda generación van a ser completamente reconfigurables una vez en órbita. Cuatro, cinco o diez años después del lanzamiento podremos cambiar la forma en la que los satélites transmiten las señales al usuario”, indica.
La ESA ha firmado ya dos contratos de producción y cada uno recoge el desarrollo de seis satélites -en uno de los consorcios hay gran participación de la industria española-. Ahora están “en plena producción” y la previsión es lanzar los primeros a finales de 2024.
El plan es poner en órbita un total de 24 satélites de segunda generación, que convivan con la primera constelación.
UNA VISIÓN DEL ESPACIO MÁS CERCANA A LOS CIUDADANOS
Benedicto, que hasta ahora había estado al mando del programa Galileo en el seno de la ESA, asumirá en su nuevo puesto otros proyectos.
El programa de navegación de la ESA que dirigirá tiene bajo su paraguas Egnos (de ayuda a la navegación de aviación comercial en ruta, aproximación y aterrizaje); el programa NAVISP (de soporte a la innovación de nuevas tecnologías de navegación); y el programa de I+D propiamente dicho.
“Desde la ESA, en estrecha colaboración con la Unión Europea, impulsamos una visión del espacio que se acerque cada vez más a lo que los ciudadanos necesitan, en la Tierra y la exploración del universo”.
Desde el espacio se puede contribuir a afrontar los retos de nuestra sociedad, como el control del cambio climático, la seguridad y gestión de crisis medioambientales o la mejora de las comunicaciones en zonas rurales tan necesarias para el tele-trabajo, la tele-educación o la tele-medicina, concluye el recién elegido director de navegación.