La investigación, publicada en Lima por el sello Revuelta Editores, plantea en poco más de 500 páginas un nuevo acercamiento a la historia de un país que, a todas luces, aún tiene muchos temas pendientes de ser revisados y discutidos.
Para Sifuentes, un experimentado periodista que cotejó más de 1.000 documentos durante más de una década, el conocimiento histórico que aún circula en su país «es el que se construyó a partir de personajes muy hegemónicos e icónicos».
«Al final de diez a doce años de investigación, puedo decir que el Perú todavía no ha terminado de construir su narrativa, su historia, a partir de su propia mirada», remarcó a Efe.
CASI CINCO SIGLOS DE HISTORIA
Este trabajo, que ofrece una aproximación a documentos redactados desde el inicio de la conquista del Imperio de los Incas, en 1532, partió de la necesidad del investigador «de entender que desde el periodismo se podía dar una mirada a los archivos que los historiadores ya habían revisado».
Tras revisar diversas colecciones públicas y privadas, tanto físicas como digitales, Sifuentes descubrió «que no se habían consignado diversos acontecimientos en desmedro de la construcción de una verdad cada vez más redonda, por decirlo así».
Por ese motivo, buscó «trasladar la información a un lenguaje sencillo, amigable para el público promedio», aunque también consideró que podía ser útil para «el público ilustrado», al ofrecer datos «que se habían dejado pasar y que ahora toman relevancia».
De esa manera, en «Historias ocultas» se recorre la historia peruana desde el siglo XVI hasta la actualidad, aunque con énfasis en el crucial siglo XIX, que selló la independencia del país andino.
Se puede conocer, de esa manera, que en Perú se creó un «estanco de la nieve» en 1634, que desde el siglo XVI se dieron permisos para saquear tesoros prehispánicos o que los conquistadores españoles encontraron una raza de perro andino, llamado alco, que es casi desconocida en la actualidad.
Además, que en 1621 se destacaron las similitudes de los imperios inca y romano en un reporte del virrey Francisco de Borja, descendiente del papa Alejandro VI, y que, en 1750, el fraile mestizo Calixto de San José Túpac Inca viajó a Madrid para exigir al rey Fernando VI que se detenga el exterminio de los incas.
También que Túpac Amaru II juró en 1781 como «rey inca del Perú, Amazonas, Paititi, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Mares del Sur» y que, años después, el virrey O’Higgins envió miles de pesos desde Perú para defender de los ataques ingleses a los actuales territorios de Ecuador, Colombia, Panamá, Chile y Argentina.
UNA INDEPENDENCIA CON MATICES PROPIOS
Sifuentes dedica gran parte de su trabajo al siglo XIX, cuando Perú logró su independencia, que en la versión más difundida en el país se atribuye a la intervención de expediciones lideradas por el argentino José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar.
En ese sentido, enfatiza que al revisar los archivos se constata «que la historia peruana es la continuidad de lo que escribió Chile, Argentina, Colombia y los demás países que apostaron por la libertad, pero a costa también de la solvencia y la participación de los peruanos y peruanas».
Para el investigador «lo que circula y hay como propuesta de conocimiento histórico es aquello que se construyó a partir de personajes muy hegemónicos e icónicos, como San Martín o Bolívar, el mismo O’Higgins en Chile».
Entre los sucesos que rescata, señala que Chile y Colombia reconocieron en 1822 que la libertad sudamericana se logró con el aporte de Perú, que el peruano José Rivadeneyra ayudó a la independencia de Buenos Aires o que el Congreso de Tucumán proclamó a Santa Rosa de Lima como «patrona de la independencia de América».
Además, que su país dispuso entregar dos millones de pesos a Bolívar, como un «reconocimiento público» por el triunfo en la batalla de Ayacucho, que selló la independencia sudamericana el 9 de diciembre de 1824, y que Chile decidió dar 12.000 pesos anuales para San Martín y Perú otorgar otros 50.000 pesos anuales a Bolívar.
Sifuentes adelantó a Efe que próximamente publicará un trabajo «que demuestra que los libertadores estuvieron al servicio de la causa peruana, donde había resultados que demostraron, y consiguieron su objetivo, y también se les planteó cierto reconocimiento pecuniario por sus logros».
Mientras tanto, ya tiene en imprenta otro libro, titulado «Cien años de amor y odio, la prensa versus los gobiernos de turno», en el que ofrece un recuento de los enfrentamientos y censuras que enfrentó la prensa de su país en el período de 1821 a 1921.
Tras haber trabajado durante años en esta investigación, Sifuentes concluyó que los peruanos tienen ahora la oportunidad «de dar una nueva mirada» a su historia, para construir su «presente y futuro teniendo en consideración los grandes logros del pasado».