“Si no se respetan las normas relativas a las recomendaciones de inversión, pueden imponerse multas u otras medidas de supervisión, que pueden incluir la remisión del caso a la Fiscalía”, señaló en un comunicado, el regulador de los mercados de la Unión Europea.
Hizo hincapié en que los reguladores europeos «vigilan activamente la conducta, las órdenes y las transacciones en el mercado», y en caso de que haya motivos «investigan».
La ESMA precisó que se considera una recomendación de inversión cualquier sugerencia explícita o implícita relativa a instrumentos financieros, lo que incluye opiniones sobre su valor actual o futuro, y eso mediante informes de analistas, artículos, contenidos en medios de comunicación tradicionales, pero también en redes sociales.
Es verdad que normalmente son los bancos, los intermediarios financieros o los analistas quienes elaboran las recomendaciones, pero cualquiera que proponga una estrategia de inversión está sujeto a las mismas normas si sus recomendaciones van destinadas a un público más amplio. Y eso afecta a la publicación en redes sociales.
De modo que cualquier persona que recomiende inversiones por cualquier medio de difusión pública debe atenerse a las normas, y eso significa dar su identidad, citar sus fuentes, distinguir los hechos de las interpretaciones y los objetivos de precios, detallar la fecha y la hora o dar cuenta de cualquier interés o conflicto de intereses.
La ESMA indicó que todo eso está justificado por la posibilidad de inducir a error a los inversores.
Eso justifica que las recomendaciones de inversión tengan que hacerse “de una manera específica y transparente” de forma que los inversores antes de decidir puedan evaluar la credibilidad de un consejo y su objetividad y los intereses de quien lo formula.