El ministro de Relaciones Laborales, Michael Wood, indicó en un comunicado que los empleados afectados que no estén vacunados tendrán cuatro semanas para inocularse contra la covid-19 antes de que puedan ser despedidos legalmente.
«Estamos introduciendo la vacuna obligatoria para los trabajadores en sitios donde los clientes tienen que enseñar certificados de vacuna de la covid-19 para que esos lugares de trabajo sean lo más seguros posible y dar confianza al personal y a los clientes», dijo Wood.
El ministro indicó que la entrada en vigor de esta norma dependerá de la implementación de las nuevas fases de control de la pandemia que el Gobierno está negociando con el sector privado, aunque recalcó que será prioritaria.
«Pasaremos esta legislación como prioritaria para dar a los lugares de trabajo la certidumbre que necesitan porque la vacunación es una de las mejores herramientas para reducir los riesgos de propagación de la covid-19», precisó Wood.
Nueva Zelanda, uno de los países que ha luchado de manera más efectiva contra el nuevo coronavirus, solo tiene 5.800 contagios y 28 muertes desde el inicio de la pandemia gracias a estrictas medidas de control bajo una política de cero contagios.
Sin embargo, las autoridades han abandonado esa política ante la contagiosa variante delta del virus y el aumento de las vacunaciones, que cubren ya a cerca del 60 por ciento de la población.