«Mis líneas son muy verticales, con lo que las esculturas muestran una energía interior y buscan la luz, como si fuesen plantas», explicó Atchugarry, que se mostró «muy emocionado» por exponer en la Sala de las Cariátides del Palacio Real, «el mismo lugar donde Picasso expuso en 1953 el ‘Gernika'».
La muestra, con 44 esculturas y que se podrá visitar hasta el 30 de enero de 2022, se llama «Vita della materia» («Vida de la materia») y quiere ser un homenaje al artista uruguayo, que llegó a Milán en 1977.
La Sala de las Cariátides sufrió un bombardeo en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que es un espacio que combina bien con las esculturas del artista uruguayo y que muestra la relación entre «arte y tragedia humana», aseguró a Efe el comisario de la muestra, Marco Meneguzzo.
Atchugarry destacó que se exponen esculturas en «mármol, madera, bronce y alabastro» y puso de relieve la relación con la naturaleza de su arte, como demuestra una de sus esculturas, hecha con madera de un olivo que murió y que el artista transformó en arte «para que cuente sus historias».
Entre las obras, algunas de «casi una tonelada» y que han llegado hasta Milán procedentes de Europa, Estados Unidos y Uruguay, destacan también las de mármol, que Atchugarry considera «hijas de la montaña».
El título de la muestra, «Vida de la materia», quiere responder a la reflexión del escultor uruguayo sobre la naturaleza que se esconde tras los materiales de sus esculturas, para «pensar y ocuparnos» del medioambiente.
El comisario Meneguzzo afirmó que Atchugarry, que vive desde hace años en la región de Lombardía, cuya capital es Milán, merecía un «homenaje» en la ciudad ahora que su arte «ha madurado» y tiene relevancia «internacional».
«El arte de Atchugarry funciona para todos. Construye sensaciones y evoca para toda la humanidad. Sus obras hacia lo alto son una metáfora de esperanza para todo el mundo y crean una sensación universal más allá de las culturas», añadió.