“Vivimos en un mundo de infierno con las amenazas y la violencia. Cuando venimos el coyote (traficante de personas) nos maltrataba en el camino y nos golpeaba. Las policías nos quitaron el dinero y nos trataron mal y dijeron que si no callaba me matarían, pero aquí estoy con mi niña de un año», explicó este viernes a Efe la guatemalteca Gladys Xol, de 20 años.
Ella es una de los decenas de miles de migrantes que han llegado a la frontera norte mexicana en los últimos meses con el afán de cruzar a Estados Unidos, un reflejo de la ola migratoria que vive la región.
Los peligros en la travesía, existentes desde hace décadas, persisten por la amplia presencia del crimen organizado y la presencia de autoridades corruptas.
El hondureño Tito Ángel Castillo, por ejemplo, fue desvalijado por completo junto a sus compañeros de viaje por un grupo armado durante su trayecto.
Era de noche y se encontraba en un monte cuando los delincuentes, con amenazas de muerte, les quitaron todas sus pertenencias. El camino a Estados Unidos es «difícil, hay muchos peligros y uno se tiene que cuidar», remarcó.
LA VIOLENCIA LES PERSIGUE
Un ejemplo de los peligros que viven los migrantes en su ruta para llegar a Estados Unidos ocurrió el pasado 25 de septiembre.
Trece de ellos, originarios del sur de México, desaparecieron en el municipio de Coyame del Sotol, en el norteño estado de Chihuahua.
Según confirmó la Fiscalía estatal cuando se conocieron los hechos varios días después, fue un menor de edad quien logró escapar del lugar e informó del suceso.
Actualmente, oficiales de Estados Unidos trabajan en conjunto con la Fiscalía estatal en este caso. «Hay una colaboración entre las autoridades de México y Estados Unidos en operativos de rastreo», dijo a Efe Sahira Yasmin Castro, encargada de Comunicación Social de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chihuahua.
Casos como este se repiten a lo largo de la frontera. Uno de los más aterradores aconteció el pasado enero en Camargo (Tamaulipas), cuando aparecieron calcinadas 19 personas, la mayoría de ellas guatemaltecas.
TAMBIÉN EN CIUDADES
Y en la fronteriza Ciudad Juárez, una de las urbes más pobladas e industrializadas del norte, la inseguridad también les acecha.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha detectado que las personas migrantes sufren principalmente de delitos de robos, secuestros y extorsiones.
Y quienes los padecen son en su mayoría de Guatemala, Honduras y Ecuador, según explicó a Efe el coordinador de Comunicación de la OIM para México, Alberto Cabezas, que reconoció que es «difícil» saber quiénes son los «perpetradores» de violencia hacia este grupo vulnerable.
Añadió que las personas migrantes no están en un entorno que conocen y en consecuencia, a veces son desconfiadas con las instituciones, que deben ganarse su confianza.
«Cuando sus derechos humanos son vulnerados desconocen qué tan efectiva es la ayuda que buscan. Pero todo Estado tiene la obligación de proteger sus derechos», abundó.
VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS
«Vemos cómo sufren violaciones a sus derechos humanos, cruzan por el desierto y son guiados por los polleros que en ocasiones los dejan a su suerte», declaró a Efe el director de la Casa del Migrante, Javier Calvillo,
Calvillo aseguró que estos delitos han incrementado en los últimos meses en la urbe y uno de los factores son las imparables expulsiones de Estados Unidos hacia México, por ejemplo mediante el título 42, que permite deportar de manera inmediata con el coronavirus como justificación.
Una de las personas que es abrigada por este albergue es Josefa del Toro, originaria del occidental estado de Michoacán.
«Saliendo uno de su casa es puro batallar, uno como migrante tiene la ilusión de que te van a ayudar y no es así. Se sufre mucho, se viene con la ilusión y a veces los polleros no son responsables y dejan tirados (a los migrantes)», declaró a Efe.
La región vive una ola migratoria sin precedentes desde comienzos de año con un flujo histórico de 147.000 migrantes en condición irregular detectados en México de enero a agosto, el triple de 2020, y un récord de 212.000 migrantes detenidos solo en julio por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos.
Tanto el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, como su homólogo estadounidense, Joe Biden, apuestan por atender las causas de la migración y promover el desarrollo en las naciones más desfavorecidas.
No obstante, el trato de los migrantes por parte de las fuerzas de seguridad mexicanas durante su travesía por el país ha sido criticado por varias ONG e incluso la ONU.