La violencia entre los árabes se ha convertido en uno de los principales problemas de seguridad interna en Israel, lo que está obligando a las autoridades a tomar medidas excepcionales, aunque los miembros de esta comunidad responsabilizan en gran medida al Estado y la Policía, por haber desatendido este asunto y priorizar a la población judía.
De hecho, la proporción de árabes muertos en incidentes criminales, frente a la población judía, fue del 75 % en el periodo 2017-2020.
El hombre asesinado hoy, que aún no ha sido identificado, recibió múltiples disparos desde un vehículo dejándolo gravemente herido y siendo declarado muerto por los servicios médicos poco después, confirmó el portavoz de la Policía en la región de Galilea.
La víctima no tenía antecedentes penales, pero su familia estaba en conflicto con otra familia árabe, por lo que la policía cree que su muerte estaba relacionada con esa situación, indican medios locales.
De los 100 miembros de la comunidad árabe asesinados este año, 85 eran ciudadanos israelíes y 15 eran residentes, según la organización Iniciativas Abraham, que lleva el recuento de estos casos, en progresivo ascenso en los últimos cinco años.
Además, 13 eran mujeres, 83 de los casos involucraron un arma de fuego y 48 de las víctimas eran menores de 30 años.
El nuevo gobierno de Israel ha creado un comité especial para abordar la creciente violencia dentro de la comunidad árabe-israelí y ayer mismo acordó ampliar los poderes de la policía para atajar el problema, como por ejemplo la capacidad de realizar registros sin orden judicial si hay sospechas de hallar pruebas sobre estos crímenes.
«Estamos perdiendo el Estado», afirmó ayer el primer ministro, Naftali Benet, en la tercera reunión de ese comité, que se convocó por primera vez el 2 de octubre.
En 2020 los asesinatos entre árabes también superaron el centenar por primera vez, lo que representa un aumento de más del 50 % en los últimos cuatro años.