Este nobel reconoce los nuevos métodos para describir sistemas complejos y predecir a largo plazo su comportamiento. Uno de ellos, de vital importancia para humanidad, es el clima de la Tierra.
En su argumento, la Real Academia de las Ciencias Sueca señala que los sistemas complejos se caracterizan por la aleatoriedad y el desorden y son difíciles de entender y el premio de este año reconoce nuevos métodos para describirlos y predecir su comportamiento a largo plazo.
«Los descubrimientos reconocidos este año demuestran que nuestros conocimientos sobre el clima se apoyan en una sólida base científica, basada en un riguroso análisis de las observaciones», dijo en la rueda de prensa de presentación del galardón, Thors Hans Hansson, presidente del Comité Nobel de Física.
Todos los galardonados de este año han contribuido -agregó- a que «conozcamos mejor las propiedades y la evolución de los sistemas físicos complejos».
Manabe y Hasselmann han sido galardonados conjuntamente con una mitad del Nobel «por el modelado físico del clima de la Tierra, cuantificando la variabilidad y prediciendo de manera confiable el calentamiento global».
La otra mitad del premio recae en Parisi «por el descubrimiento de la interacción del desorden y las fluctuaciones en los sistemas físicos desde escalas atómicas a planetarias».
El japonés Manabe, de 90 años, demostró cómo el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera conduce a un aumento de las temperaturas en la superficie de la Tierra.
En la década de 1960 dirigió el desarrollo de modelos físicos del clima terrestre y fue la primera persona en explorar la interacción entre el balance de radiación y el transporte vertical de masas de aire.
Su trabajo sentó las bases para el desarrollo de modelos climáticos actuales.
El alemán Hasselmann, de 89 años, creó aproximadamente diez años después un modelo que vincula el tiempo y el clima, respondiendo así a la pregunta de por qué los modelos climáticos pueden ser fiables a pesar de que el tiempo es cambiante y caótico.
También desarrolló métodos para identificar señales específicas, como huellas dactilares, que tanto los fenómenos naturales como las actividades humanas imprimen en el clima.
Sus métodos se han utilizado para demostrar que el aumento de temperatura en la atmósfera se debe a las emisiones humanas de dióxido de carbono.
Alrededor de 1980, el italiano Parisi, de 73 años, descubrió patrones ocultos en materiales complejos desordenados.
Sus descubrimientos se encuentran entre las contribuciones más importantes a la teoría de sistemas complejos.
Permiten comprender y describir muchos materiales y fenómenos que parecen ser totalmente aleatorios, no solo en la física sino también en otras áreas muy diferentes, como las matemáticas, la biología, la neurociencia y el aprendizaje automático.
El anuncio del premio de Física sigue al de Medicina, ayer, que fue para los biólogos moleculares David Julius y Ardem Patapoutian por sus descubrimientos sobre los receptores de la temperatura y el tacto, y en los próximos días se conocerán los de Química, de Literatura de la Paz y de Economía.