La película, sobre la huida de una joven de una familia disfuncional, competía en la Sección Oficial con cintas que habían sonado como fuertes contendientes por la Concha de Oro, como “Maixabel”, de Icíar Bollaín; “Benediction”, de Terence Davies o “Arthur Rambo”, de Laurent Cantet. En total, en el principal apartado competían dieciséis películas, dos de ellas latinoamericanas y cuatro españolas.
“No me lo esperaba”, dijo una emocionada Alina Grigore, directora y actriz de 36 años, al recoger su trofeo en la gala realizada en el Kursaal, el centro de convenciones de la ciudad, en el norte de España. Grigore, que logra para Rumania su primera Concha de Oro, dio las gracias a “todas aquellas mujeres y hombres que nos dieron la oportunidad de llevar nuestro mensaje tan lejos”.
Mejor dirección y actuación
El jurado de la 69ª edición del certamen, presidido por la directora georgiana Dea Kulumbegashvili, otorgó la Concha de Plata a la mejor dirección a la danesa Tea Lindeburg, por “As in Heaven”, su primer largometraje.
“Nunca he ganado nada en mi vida y ganar este trofeo es una locura”, expresó Lindeburg, quien firmó una película ambientada a finales del siglo XIX sobre una adolescente cuya vida cambia cuando su madre tiene un parto que acaba en tragedia. Precisamente, Flora Ofelia Hofmann Lindahl, la joven danesa protagonista de “As In Heaven”, ganó la Concha de Plata a la mejor actuación, un trofeo que compartió con la actriz estadounidense Jessica Chastain, por “The Eyes of Tammy Faye”.
Este año fue la primera vez que en San Sebastián se entregó un galardón a la mejor actuación sin diferenciar por género, y lo obtuvieron ex aequo dos mujeres. “Espero que esta película nos enseñe a mirar más allá de nuestras primeras impresiones”, dijo Chastain, quien en “The Eyes Of Tammy Faye” encarna a la telepredicadora evangelista Tammy Faye Bakker, una polémica figura que fue muy parodiada en programas cómicos en la televisión estadounidense. Chastain, dos veces nominada al Óscar, decidió hacer este filme cuando vio un documental que mostraba un rostro más humano de la telepredicadora.
Gran noche de Tatiana Huezo
Considerado un trampolín del cine latinoamericano a Europa, el festival otorgó su premio a la mejor película de la región a “Noche de fuego”, de la directora salvadoreña-mexicana Tatiana Huezo. La película, que narra la violencia contra las mujeres en una zona rural de México, competía en el apartado Horizontes con otras nueve producciones o coproducciones de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá y Uruguay.
“Ojalá que el cine nos devuelva la mirada a nuestras infancias, a nuestras niñas, ojalá que nos haga voltear a verlas, a las niñas que fuimos, a las que somos hoy y a las que están por venir, porque vivas nos queremos”, aseveró Huezo.
Ambientada en las montañas del estado de Guerrero (sur de México), donde las niñas juegan mientras sus padres buscan evitar que sean secuestradas, la cinta ganó otros dos premios en la noche: el de Cooperación Española y el de radiotelevisión española (RTVE) Otra mirada. “Noche de fuego” venía de haber recibido la Mención Especial en la sección Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes.
Con la gala de premiación se cierra esta edición del festival, que proyectó más de 170 filmes bajo restricciones, como aforos reducidos en las salas y mascarillas obligatorias, por la pandemia del covid.
Este año se entregaron dos premios honoríficos Donostia, con los que el certamen reconoce la aportación al cine de grandes figuras, uno de ellos, a la actriz francesa Marion Cotillard. El otro recayó en Johnny Depp, una decisión no exenta de polémica, ya que fue criticada por asociaciones de mujeres cineastas, por el hecho de que el actor estadounidense se haya visto relacionado con un caso de violencia conyugal que lo llevó a los tribunales y perjudicó a su imagen, aunque nunca fue condenado.