El reconocimiento obedece al trabajo de esta organización en conseguir “amplia documentación” de violaciones de los derechos humanos en países como Siria, Colombia, Chad, Kosovo, Guatemala, Perú y Timor Este, señaló en un comunicado la fundación Rafto.
“Mediante estadísticas y datos, saca a la luz las violaciones de los derechos humanos a gran escala que, de lo contrario, pasarían desapercibidas. Este novedoso enfoque ha permitido a los tribunales llevar a los responsables ante la justicia y ayudar a las víctimas afectadas y a sus familias a pasar página”, consta en el fallo.
El fundador de este grupo, Patrick Ball, comenzó su trabajo en 1991 creando bases de datos para los grupos defensores de este tipo de derechos en El Salvador, contribuyendo a la dimisión de cientos de militares.
Desde entonces, el equipo del HRDAG, con sede en San Francisco (EEUU) y formado por expertos en informática, estadísticas y demografía, ha documentado desde la violencia estatal y las muertes en prisiones de Chad hasta las muertes cometidas por la policía en Estados Unidos.
Sus investigadores dieron testimonios periciales en los juicios contra el expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic (2002) y el general José Efraín Ríos Montt, condenado por genocidio contra el pueblo maya Ixil y crímenes contra la humanidad en Guatemala (2013).
La Fundación Rafto ha premiado anualmente desde 1987 a defensores de los derechos humanos y la democracia, entre los que figuran cuatro personas que luego recibieron el Nobel de la Paz: la birmana Aung San Suu Kyi, el timorense José Ramos-Horta, el surcoreano Kim Dae-jung y la iraní Shirin Ebadi.
El premio, dotado con 10.000 dólares, lleva el nombre del profesor Thorolf Rafto, que dedicó su vida a defender la democracia y los derechos humanos.