Durante las últimas semanas, el Gobierno israelí ha desplegado una amplia campaña para pedir al mundo que no participase en esta nueva reunión, que se celebró hoy en Nueva York coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas.
Finalmente, según Israel, algo más de treinta países se apartaron del evento, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Australia, el Reino Unido, varios miembros de la Unión Europea (UE) -como Francia, Alemania o Italia- y algunas naciones latinoamericanas, caso de Honduras, Uruguay y la República Dominicana.
El Ministerio israelí de Asuntos Exteriores agradeció a todos ellos su postura a través de las redes sociales y sostuvo que la Conferencia Mundial contra el Racismo, celebrada en 2001 en la ciudad sudafricana de Durban, fue «la peor manifestación internacional de antisemitismo desde la Segunda Guerra Mundial».
En 2001, Israel y Estados Unidos abandonaron la reunión, entre otras cosas, por la discusión de una resolución que equiparaba el sionismo con el racismo y por discursos que consideraban ataques inaceptables al Estado israelí.
Hace una década, cuando la ONU conmemoró el décimo aniversario de Durban, varios países se sumaron al boicot de la cita, que en esta ocasión se ha ampliado.
Hoy, en su discurso durante la celebración, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, subrayó que «cualquiera que use este proceso o cualquier otra plataforma para lanzar diatribas antisemitas, posturas antimusulmanas, discursos de odio y afirmaciones sin base, simplemente está denigrando la lucha esencial contra el racismo».
Guterres apuntó además que se está viendo un preocupante «aumento del antisemitismo» en el mundo, pero también importantes formas de discriminación contra musulmanes, minorías cristianas y otros grupos.
Al mismo tiempo, celebró la aparición y la fuerza del actual «movimiento por la justicia racial y la igualdad» y defendió la necesidad de impulsar tanto grandes iniciativas internacionales como el racismo como medidas concretas en cada sociedad.
La conmemoración de hoy se celebró bajo el lema «Reparaciones, justicia racial e igualdad para las personas afrodescendientes» e incluyó la adopción de una declaración sobre este asunto y discursos de varios altos cargos de Naciones Unidas como la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, o del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.