Municipales en Portugal, un test político tras la pandemia

Mucho ha cambiado el país desde su última cita con las urnas, las presidenciales del pasado enero, que dieron una segunda victoria al conservador Marcelo Rebelo de Sousa.

Entonces, Portugal vivía todavía con miedo a la pandemia y pendiente del fantasma de la crisis. Hoy, sin embargo, presume de ser líder mundial en el proceso de vacunación y recupera el pulso económico.

Como sus vecinos europeos, Portugal se paralizó por la covid, que ha dejado cerca de 18.000 muertos. Ahora, el turismo, uno de sus motores, empieza a respirar, la inversión extranjera vuelve y el Gobierno promete un gran «bazuca» de fondos europeos. Un optimismo -moderado- invade Portugal.

LOS FONDOS EUROPEOS ENTRAN EN CAMPAÑA

En plena campaña electoral, António Costa presume del impacto de ese «bazuca» y de la transformación en marcha tras la pandemia. La oposición le acusa de cruzar la línea roja que separa su papel como primer ministro de su actividad electoral como líder de los socialistas.

El jefe del Gobierno luso hace oídos sordos a las críticas y es la estrella de la campaña del PS (Partido Socialista) bajo el lema «garantizar el futuro, en el camino acertado».

«Espero que el pueblo portugués castigue a los socialistas y les diga que no es así como se ganan elecciones», proclama el líder de la oposición conservadora, Rui Rio.

Mucho más duro es el ultraderechista André Ventura que ha llegado a calificar de «vergonzosa» la actuación de Costa y que parece dispuesto a denunciar a los socialistas ante las autoridades electorales.

«No nos dedicamos a atacar a nuestros adversarios», responde Costa. «Estamos enfocados en el Plan de Recuperación y Resiliencia», el ambicioso proyecto para reflotar el país con fondos europeos tras la pandemia.

UNA OPOSICIÓN DIVIDIDA

Las municipales llegan en buen momento para los socialistas. El balón de los fondos europeos anima la economía, Costa aventaja a sus rivales en la valoración popular según los sondeos y el PS consolidará su mayoría en esta cita electoral.

Las últimas encuestas proyectan que los socialistas se alzarían con casi un 35% de votos -la fuerza más votada-, la izquierda en conjunto -PS, Bloco y comunistas- rozaría el 50% y la derecha en bloque se quedaría con un 40%.

La división de la oposición facilita la ventaja adelantada para los socialistas.

Rui Río, el dirigente del conservador PSD (Partido Social Demócrata), ve su liderazgo amenazado por la crisis interna de su partido; la izquierda acude dividida a las urnas y el ultra Ventura, al frente de Chega, busca en las zonas rurales mantener el caudal de votos que logró en enero como candidato a las presidenciales, en las que logró un 12% de votos que le colocaron en tercer lugar entre los aspirantes.

LISBOA Y OPORTO EN LA MIRA

Algo más de 9,3 millones de portugueses están convocados a elegir a 308 alcaldes, concejales y miembros de asambleas municipales. En conjunto más de 1.450 candidaturas y solo un 17% de las listas lideradas por mujeres, en su mayoría en representación de fuerzas de izquierda.

Lisboa y Oporto acapararán la atención mediática de la jornada, aunque las encuestas descartan sorpresas: el socialista Fernando Medina conservaría la capital y el independiente Rui Moreira se afianzaría en la segunda ciudad del país.

En Lisboa, siete puntos separan a Medina del excomisario europeo Carlos Moedas quien, coinciden analistas locales, no ha conseguido conectar con la calle y no logrará remontar la diferencia.

En Oporto, el escándalo de corrupción que salpicó a Moreira hace unos meses no le pasará factura según sondeos que le dan más del 60% de votos.

Pocas novedades en una campaña que entra en su recta final sin tensiones ni sobresaltos. Aunque, como advirtió hoy António Costa, en unas elecciones «no hay derrotas ni victorias anticipadas».

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