Frente a los restos de la sinagoga de Bratislava, demolida por el régimen comunista en los años 60, Francisco afirmó que durante la Segunda Guerra Mundial “el nombre de Dios fue deshonrado, porque la peor blasfemia que se le puede causar es la de usarlo para los propios fines, más que para respetar y amar a los demás”, en alusión a las prácticas y las leyes antijudías aplicadas por el régimen eslovaco de la época, aliado de los nazis y que encabezaba el sacerdote católico Jozef Tiso.
“Aquí, ante la historia del pueblo judío, marcada por este agravio trágico e indescriptible, nos avergonzamos de admitirlo: ¡cuántas veces el nombre inefable del Altísimo ha sido usado para realizar acciones que por su falta de humanidad resultan inenarrables!”, destacó.
Y criticó las veces que los opresores declararon “Dios está con nosotros”, cuando “eran ellos los que no estaban con Dios”.
“Son los ídolos del poder y del dinero que se imponen sobre la dignidad del hombre, de la indiferencia que vuelve la mirada hacia otra parte, de las manipulaciones que instrumentalizan la religión, haciendo de ella una cuestión de supremacía o reduciéndola a la irrelevancia”, afirmó.
Lamentó también “lo que es el olvido del pasado” o “la ignorancia que justifica todo, la rabia y el odio” y pidió la unidad de las religiones “en la condena de toda violencia, de toda forma de antisemitismo, y en el esfuerzo para que la imagen de Dios en la persona humana no sea profanada”.
Los judíos de Eslovaquia sufrieron una de las persecuciones más duras de Europa: de los 89.000 que había en el país en 1940, unos 69.000 fueron asesinados en el Holocausto. Actualmente son cerca de 5.000 y representan sólo el 0,1 % de la sociedad.
Ante el papa habló con uno de los judíos eslovacos cuya familia “fue destrozada por la ley antijudía”.
“Cuando tenía tres meses de edad, el convoy de mi padre tomó la dirección del frente oriental. Allí, desaparecen sus huellas. Solo después de 50 años supe por los archivos que murió en Ucrania. Mi madre se quedó sola conmigo. En 1944 se la llevaron de Budapest en uno de los convoyes. Los que regresaron luego anunciaron que murió en la marcha de la muerte en algún lugar en Alemania”, relató.
Justo el pasado miércoles el Gobierno de Eslovaquia se disculpó por el terrible “Código Judío” que despojó a los judíos del país de sus derechos humanos y cívicos.