En 1989 el empresario farmacéutico Fritz Schedlmayer y su esposa Hermi adquirieron la Villa Rothberger, edificada en 1902 en Baden, a unos 30 kilómetros al sur de Viena, y comenzaron una restauración durante la que descubrieron la obra de Otto Prutscher, un artista modernista contemporáneo de Gustav Klimt y Egon Schiele.
Prutscher, un representante del modernismo vienés aún hoy relativamente desconocido, había modificado en 1912 la casa en profundidad, transformado un edificio poco original aplicando principios del modernismo vienés.
EN BÚSQUEDA DEL ARTISTA OLVIDADO
A partir de ahí, la familia Schedlmayer se lanzó a investigar su obra y vida y a adquirir piezas diseñadas por él: armarios, vitrinas, vasos, floreros, sillas, relojes y todo tipo de piezas en las que se conjuga la belleza y la funcionalidad del Jugendstil (modernismo vienés).
«En su nivel artístico, resiste la comparación con Josef Hoffmann o Koloman Moser», asegura a Efe Ivan Ristic, comisario de la muestra, nombrando a esos dos mucho más famosos artistas.
Como ejemplo, Ristic asegura que si un jarrón diseñado por Hoffmann tiene hoy un precio de 40.000 euros, uno de Prutscher puede costar cinco veces menos.
Según el comisario, el hecho de que su modernismo fuera «menos radical», puede explicar que su obra no ha sido hasta ahora valorada como se merece.
Con el tiempo, el matrimonio Schedlmayer fue sumando piezas de mobiliario de otros artistas modernistas pero también desarrollando un interés por la pintura o la escultura que fue creciendo hasta formar una colección de miles de piezas, entre dibujos, bocetos, cuadros, esculturas y mobiliario.
UN TESORO OCULTO
La existencia de una colección de esas dimensiones no fue revelada hasta que los hijos del ya fallecido matrimonio contactaron hace dos años al Museo Leopold, mostrando interés en que ese tesoro se expusiera al público.
El Leopold muestra hasta el 20 de febrero 220 piezas, una fracción pequeña aunque muy relevante de ese tesoro, en una exposición titulada «La colección Schedlmayer.¡Un descubrimiento!».
«Que en la colección Schedlmayer hubiera numerosos ejemplos de la pintura y el dibujo del arte moderno temprano era hasta ahora prácticamente desconocido», afirma el museo justificando ese nombre para la muestra.
Así, aunque entre los expertos era conocido el interés de los Schedlmayer por el arquitecto Prutscher, al que otro museo vienés dedicó una muestra hace dos años, el verdadero alcance de la colección no se ha descubierto hasta ahora.
La parte pictórica de la colección tiene dos grandes ejes centrales.
Por un lado, el expresionismo alemán, del que en la muestra hay ejemplos de Karl Hofer, Heinrich Campendonk o Ernst Ludwig Kirchner.
Por otro lado, el arte austríaco de entreguerras, como obras de pintores como Anton Kolig o Anton Faistauer.
Una suma de obras que puede considerarse entre las más importantes colecciones privadas dedicadas a ese periodo en el mundo de habla alemana.
Con esta exposición, el Museo Leopold, fundado hace 20 años también por un matrimonio de coleccionistas, amplia el proyecto «Viena en 1900», una exposición permanente lanzada en 2019 que explica la explosión creativa la ebullición política e intelectual que se vivía en la entonces capital del Imperio Austro-Húngaro.