El desfile mostró las propuestas primavera-verano de varios modistos de la República Dominicana que viajaron a la Gran Manzana para participar de la segunda edición de «Quisqueya es Moda», muchas de ellas inspiradas en su país.
«Para mi es importante estar aquí porque quiero que el talento dominicano se exponga afuera y esta es una manera y es Fasion Week», dijo a Efe el conocido diseñador, radicado en Nueva York y que también recibió reconocimientos del congresista Adriano Espaillat y de otros políticos de origen domicano.
«Aunque da trabajo que ese talento se exponga en Estados Unidos, hay que trabajar para exponerlo», afirmó el dominicano, que tras graduarse como arquitecto en su país estudió moda en el Instituto Parson en Nueva York y, de ahí, pasó a trabajar como asistente de su compatriota Oscar de la Renta.
Luego trabajó como diseñador para las casas de Bill Blass y Eli Tahari antes de comenzar su colección homónima en 1998. Más tarde regresó con De la Renta como director creativo para su colección O Oscar, tras lo cual siguió con sus proyectos.
Bonnelly, que se mostró orgulloso del reconocimiento de sus compatriotas, lamentó que ya no haya tanta presencia de diseñadores latinos en la Semana de la Moda en Nueva York.
La ausencia del talento latino es notable en el calendario oficial de este evento, que este año ha contado con desfiles presenciales tras la crisis de salud causada por el coronavirus.
Solo hay un evento de diseñadores latinos que se presenta durante esta semana, fuera del calendario oficial, que también nació en la comunidad dominicana y en sus orígenes se llamó Uptown Fashion Week.
En el evento de esta noche muchos diseñadores se inspiraron en la bandera tricolor de su país, su flora y fauna y los intensos colores que se encuentran bajo el sol caribeño, en la que hubo marcada presencia de volantes, algunos en varias capas, en blusas y vestidos, entre ellos las colecciones para niñas.
Otros mostraron piezas inspiradas en la mujer moderna, con vestidos cómodos sobre la rodilla, tirantes y bolsillos al frente, o acampanados, para llevar al trabajo, un coctel o una salida para disfrutar las noches de primavera o verano.
Destacaron en esta pasarela las colecciones elegantes de Víctor López, Leonel Lino y Giannina Azar, caracterizadas por los estampados florales en pantalones y sensuales vestidos, algunos con figuras de animales, escotes y la confección de las piezas.
La propuesta de López, inspirada en un estilo victoriano modernizado, entró al escenario con un vestido largo rosa intenso, con capas de volantes, tirantes amarrados al hombro con lazos y mangas largas y voluminosas, seguido por pantalones muy anchos abiertos al lateral y blusa tipo halter con escote en la espalda muy pronunciado.
También otros vestidos largos, más ceñidos al cuerpo, sensuales blusas cortas por debajo del busto anudadas a la espalda y otras tipo palabra de honor, una versión moderna del corsé victoriano.
La propuesta de Lino se caracterizó por elegantes vestidos largos, transparencias en telas de encajes y escotes mientras que Azar se destacó por el uso de pedrería en vestidos largos veraniegos sin mangas en estampados en tonos azul claro, naranja brillantes y amarillo. Algunos vestidos ceñidos tenían impreso la figura de un animal.
También por faldas y vestidos cortos blancos en las que destacó la estrella de mar.