Los detalles sobre las ceremonias fúnebres del que fue presidente de Portugal entre 1996 y 2006 fueron comunicados por el ministro de Exteriores luso, Augusto Santos Silva, que explicó en rueda de prensa que los homenajes comenzarán en Lisboa este sábado, el primero de los tres días de luto nacional decretados por el Gobierno.
Los restos mortales del socialista Sampaio se trasladarán en la mañana del sábado, con una primera parada en el Ayuntamiento de Lisboa -del que fue alcalde- para un pequeño homenaje.
Después partirán hacia el antiguo Museo de los Coches, en Belém, donde estarán presentes el actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, António Costa.
Allí se instalará una capilla ardiente abierta al público entre el mediodía y las 23.00 horas.
El domingo se celebrará un funeral de Estado en el Monasterio de los Jerónimos, en el que intervendrán, además de Rebelo de Sousa y Costa, el presidente del Parlamento, Eduardo Ferro Rodrigues, y familiares de Sampaio.
En el funeral se espera la presencia del rey Felipe VI de España, que estará acompañado por un miembro del Gobierno español, según explicó el canciller portugués.
También asistirán el secretario general de la ONU, António Guterres; el primer ministro de Cabo Verde, Ulisses Correia e Silva; el presidente del Parlamento de Timor Oriental, Aniceto Guterres Lopes, y representantes de todos los países de lengua oficial portuguesa.
La ceremonia terminará con un acto cultural de la Orquesta Sinfónica Portuguesa y el Teatro São Carlos, tras el que el cortejo fúnebre partirá hacia al cementerio de Alto de São João, donde se hará un entierro privado, para la familia.
La Asamblea de la República tiene previsto celebrar una sesión para recordar a Sampaio el próximo miércoles.
El fallecimiento del expresidente ha coincidido con la precampaña para las elecciones municipales del 26 de septiembre y la mayoría de los partidos ya han empezado a anunciar que van a cancelar todos los actos previstos durante los tres días de luto nacional.
Jorge Sampaio murió hoy en un hospital de Lisboa en el que llevaba dos semanas ingresado por problemas respiratorios que se sumaban a varios achaques cardíacos con los que convivía desde hacía años.
Tras pasar por la jefatura de Estado, fue enviado especial de Naciones Unidas para la Lucha contra la Tuberculosis y alto representante de la misma organización para la Alianza de las Civilizaciones.
En los últimos años se dedicó a la Plataforma Global para los Estudiantes Sirios, que fundó en 2013 y todavía presidía, para ayudar a jóvenes sirios a retomar sus estudios tras abandonar su país por la guerra.