El país centroamericano necesita «trabajar» con los diferentes sectores en «prevenir la violencia electoral», subrayó Shackelford, quien tiene un doctorado en derecho internacional, de la Universidad de Padova (Italia).
Afirmó que Honduras «no puede estar (de nuevo) en una situación como la de 2017», cuando la crisis política, social y económica que el país arrastraba desde el 28 de junio de 2009, cuando fue derrocado el entonces presidente, Manuel Zelaya, se agudizó con la reelección de Juan Orlando Hernández, aún cuando la Constitución no lo permite bajo ninguna modalidad.
La crisis política de 2017 «paralizó el país y dejó (personas) asesinadas, víctimas, familias impactadas» e hizo un llamamiento a los líderes políticos a «rechazar cualquier mensaje de odio e incitaciones a la violencia», señaló.
En la contienda electoral de noviembre en Honduras, donde no se realiza segunda vuelta, serán electos un presidente, tres vicepresidentes, 298 alcaldías municipales, 128 diputados al Parlamento local y 20 al Centroamericano.
FALTA CONFIANZA
Shackelford insistió en la necesidad de que los aspirantes a cargos de elección popular trabajen de «una manera respetuosa, reconociendo las diferencias políticas» y en fortalecer «la confianza en el proceso electoral».
Cree que «no hay mucha confianza» en el proceso electoral que se celebrará en noviembre Honduras, pues «todavía hay mucha gente que dice: nada a va a cambiar, la última vez no cambió, el sistema es el mismo».
La ONU considera que ejercer su derecho a votar en las elecciones «es importante para la democracia» y el fortalecimiento del Estado de derecho, señaló la coordinadora residente de la ONU.
La participación de todos los actores y restablecer la confianza ciudadana en el proceso electoral permitirán tener un «resultado transparente», subrayó la diplomática, de nacionalidad italiana.
PROPUESTAS PARA RESOLVER PROBLEMAS
La diplomática dijo sentirse «impresionada» por el hecho de que más candidatos a la Presidencia han presentado sus planes de Gobierno, lo que considera «importante».
Señaló que «la centralidad» del proceso electoral debe ser la discusión sobre las diferentes propuestas de los candidatos para eliminar la pobreza extrema en Honduras y las desigualdades que «están creciendo siempre más y más».
Además, el Estado de derecho, la impunidad en Honduras, donde el 90 % de los casos de feminicidios «siguen impunes», la criminalización de defensores de derechos humanos y los efectos del cambio climático, añadió.
«Queremos ver que el debate político sea democrático, respetuoso, sin ninguna discriminación e injerencia, pero enfocado en estos temas», subrayó Shackelford.
Sin embargo, le preocupa que algunos mensajes de políticos están centrados en «ataques» y destacó la importancia de que el debate se «mantenga en un espacio muy respetuoso».
«Hemos visto asesinato de candidatos, no en un número enorme, pero esto es inaceptable, nosotros rechazamos cualquier incitación al odio, a la violencia», enfatizó.
INSTITUCIONES ELECTORALES DÉBILES
Dijo, además, tener «una clara confianza» en que los organismos de Honduras que lideran el proceso están «haciendo un trabajo muy importante para sanar lo más posible, pero la realidad es que las mismas instituciones electorales, con las cuales estamos trabajando, son débiles también».
Sin embargo, reconoció que el plan para el registro electoral de la ciudadanía, conocido como enrolamiento, y la dotación de la nueva tarjeta de identidad es «algo histórico» en Honduras.
«Tenemos que reconocer las debilidades y que hay procesos que todavía están pendientes, pero al mismo tiempo reconocer la importancia de asegurar que estas elecciones se lleven a cabo de manera libre, pacífica y transparente», enfatizó.
Los comicios de noviembre serán los undécimos desde 1981, tras el retorno al orden constitucional, en 1980, luego de casi dos décadas de regímenes militares.