Novitski y Dubrov, que forman parte de la misión 65 de la EEI, abrieron la esclusa del módulo ruso de investigación Poisk a las 14.51 GMT, según la transmisión en directo en la web de Roscosmos.
Ambos usan escafandras Orlán; Novitski con rayas rojas y Dubrov con rayas azules, que permiten identificarlos desde la plataforma y desde el centro de control en tierra.
Esta es la tercera caminata espacial de ambos cosmonautas. Ya hicieron una en junio pasado para preparar la llegada del Naúka, y otra el pasado día 3 tras la llegada del módulo a la EEI.
La EVA (siglas en inglés de actividad extravehicular) Nº 50, tendrá una duración de 6 horas y 26 minutos, según el cronograma de la agencia espacial rusa, Roscosmos.
Los preparativos de la caminata se vieron empañados por la activación de un sensor de humo en el módulo ruso Zvezdá, que disparó las alarmas y obligó a los cosmonautas a conectar el sistema de filtrado del aire.
«Todos los sistemas funcionan perfectamente. El aire de a bordo se encuentra dentro de los parámetros normales», informó poco después de la emergencia la corporación Energuia, fabricante ruso de naves espaciales.
Sin embargo, Novitski comunicó al Centro de Control de Vuelos Espaciales que aunque el olor es menor, todavía percibe, pero que ello no era un obstáculo para la salida al espacio exterior.
Hace diez días el constructor jefe de Energuia, Vladímir Soloviov, afirmó que el segmento ruso de la EEI «está en las últimas» y que nadie da garantías de que sus equipos continuarán funcionando más allá de 2025.
El cronograma de la EVA Nº 50 contempla un total de 42 operaciones detalladas que deben llevar a cabo Novitski y Dubrov, para completar los trabajos que comenzaron el pasado día 3.
Los cosmonautas terminarán de instalar un cable de Ethernet en el casco del Naúka y de dos cables de alta frecuencia entre los conectores de televisión del módulo científico y del Zvezdá.
Además, unirán con una cable los sistemas de radiotelemetría Kurs-P, que se emplean para los acoplamientos, del Naúka y el Zvezdá.
Si les da tiempo, Novitski y Dubrov instalarán un pasamanos entre el segundo y primer compartimento de carga del Naúka, modificarán la orientación de la unidad de control de presión y deposiciones, y fotografiarán el casco del segmento ruso de la EEI.
El Naúka, con una masa de 20,3 toneladas, es el laboratorio espacial más grande lanzado jamás al espacio.
Llegó a la plataforma orbital internacional el pasado 29 de julio.
Fue el primer módulo que Rusia envió a la EEI desde 2010, cuando el Rassvet -utilizado principalmente para el almacenamiento de carga y puerto de acoplamiento- llegó a la estación, y el primero doméstico pesado desde 2000, cuando se lanzó el Zvezdá.
De 13 metros de longitud, 4,2 metro de diámetro en su parte más ancha y un volumen presurizado de 70 metros cúbicos, cuenta con cinco puertos de enganche y con treinta lugares de trabajo, que permitirán efectuar trece nuevos experimentos en distintos campos.
El módulo puede generar oxígeno para hasta seis personas y reciclar la orina para obtener agua potable.
El Naúka contiene además un inodoro, el segundo de que dispone el segmento ruso, una cabina para un tercer cosmonauta y el ERA, el brazo robótico de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Para ponerlo en pleno funcionamiento, como ha adelantado Roscosmos, se requerirá al menos otras nueve caminatas espaciales.