En una rueda de prensa en Adís Abeba, Bilene Seyoum, secretaria de prensa del primer ministro etíope, Abiy Ahmed, afirmó que la misión conjunta del Ejército federal y las fuerzas especiales de Afar expulsaron a las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT) de los lugares que tomaron tras penetrar en ese territorio en julio pasado.
Según Bilene, las FDT, que lidera el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), sufrieron cuantiosas pérdidas en los intensos combates ocurridos durante las últimas semanas.
«El FPLT-FDT no está activo en Afar ahora, ya que están completamente derrotados por los esfuerzos de colaboración» de la citada misión conjunta, señaló la secretaria de prensa.
El FPLT, sin embargo, negó esas alegaciones a través de su portavoz, Getachew Reda.
«Las historias que están produciendo cada minuto para engañar a sus seguidores haciéndoles creer que están revertiendo nuestro avance simplemente no son ciertas», dijo Getachew en su cuenta de la red social Twitter.
Sobre las palabras del FPLT, Bilene insistió en que «no es cierto, han sido derrotados en Afar».
La secretaria de prensa también culpó a los rebeldes tigriñas de la masacre de al menos 119 civiles acaecida la pasada semana en la aldea de Chena en Amhara, denunciada este miércoles por las autoridades amharas en declaraciones a Efe.
No obstante, los insurgentes negaron también las acusaciones de la masacre en Amhara y pidieron una «investigación independiente».
Desde finales de agosto y durante unos once días hubo duros combates en esa zona entre el Ejército federal, respaldado por fuerzas amharas, y los rebeldes tigriñas hasta que Adís Abeba declaró la victoria el 4 de septiembre.
Dada la falta de acceso a las áreas en conflicto, resulta muy difícil corroborar la veracidad de las afirmaciones de ambos bandos.
La guerra comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando Abiy Ahmed lanzó una ofensiva contra el FPLT -partido que gobernaba Tigray entonces- en represalia por un ataque contra una base militar federal.
El pasado 28 de junio, el Ejecutivo etíope anunció un «alto el fuego unilateral humanitario» y el Ejército se retiró de varias ciudades tigriñas -incluida la capital, Mekele-, pero las fuerzas amharas, que peleaban junto al Gobierno y anexionaron de facto zonas sobre los que reivindican derechos históricos-, siguieron allí.
En ese contexto, los rebeldes tigriñas recuperaron terreno y el conflicto se extendió a las regiones vecinas de Afar y Amhara.
Desde noviembre, miles de personas han muerto, unos dos millones se han visto desplazados internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
Además, casi siete millones de personas afrontan una «crisis de hambre» en el norte de Etiopía por la guerra, según advirtió este martes el Programa Mundial de Alimentos (PMU) de la ONU.