Según un comunicado de la oficina de medios del Gobierno iraquí, este año solo se permitirá la entrada a 30.000 peregrinos procedentes de Irán, país de mayoría chií, y a otras 10.000 personas de otras naciones del mundo para prevenir la propagación del virus, que ha causado estragos al país árabe.
Todos los visitantes extranjeros deberán acceder «exclusivamente» a Irak a través de sus aeropuertos y deberán presentar un certificado PCR negativo realizado al menos 72 horas antes de la llegada al país.
La decisión fue tomada en una reunión del Comité Supremo de Salud, presidida por el primer ministro Mustafa al Kazemi, en la que se discutió «la gravedad de la situación epidemiológica actual en todo el país y el aumento en el número de casos en el periodo pasado», así como medidas de prevención durante la peregrinación a Kerbala.
Cada año millones de iraquíes y extranjeros realizan esta peregrinación, que conmemora los 40 días después del martirio en el año 680 del imán Husein, nieto del profeta Mahoma e hijo del imán Ali, considerado la principal figura religiosa para los musulmanes chiíes.
Sin embargo, el año pasado las autoridades iraquíes limitaron la peregrinación a unos 1.500 fieles por país debido a la situación sanitaria, aunque finalmente más de 14 millones de personas participaron en el evento.
En los últimos meses, Irak ha registrado un considerable aumento de casos y contabiliza unos 5.000 contagios diarios, mientras que la cifra total de infectados desde el inicio de la pandemia es de casi 2 millones y el de muertos de 21.100.
La peregrinación del Arbaín en Irak, que este año se celebra entre el 27 y 28 de septiembre, es uno de los eventos religiosos musulmanes más importantes del mundo junto al «hach» (peregrinación a La Meca en Arabia Saudí) y el Bishwa Ijtema (Congregación Mundial) de Bangladesh.